Comentario
La identificación del rey y el reino implicaba que los bienes del monarca y los del Estado fueron los mismos. Los bienes del rey sufragaban los gastos de mantenimiento del palacio y del ejército, así como de sus arcas salía el salario de los funcionarios y el pago de las obras públicas.
Los ingresos del rey procedían en parte de su propio patrimonio, que integraba viñedos, ganado, etc. Los regalos de otros reyes, especialmente durante su ceremonia de coronación, engrosaban el patrimonio del monarca israelita. También recibía los bienes incautados a los criminales. Salomón, por último, incrementó sus bienes con lo adquirido mediante la explotación de las minas y de sus empresas comerciales.
Un grupo de funcionarios se encargaba de gestionar el patrimonio del Estado, bajo la supervisión del mayordomo real. Puesto que el templo de Jerusalén era una institución del Estado, el rey era el encargado de sufragar sus gastos, aportando los recursos necesarios para su sostenimiento, la realización del culto y la celebración de festejos y sacrificios.
En ocasiones, cuando la situación económica del reino no era boyante, el templo y sus sacerdotes recibían pocos o ningún recurso.